miércoles, 3 de abril de 2013

LA LLUITA CONTINUA...


Orellano, fundador del ‘Grup d’Acció Valencianista,’ confiesa en EL MUNDO el sabotaje a la cuatribarrada del Ayuntamiento de Valencia el 9 de octubre en 1979

Por aquel entonces Orellano era un afamado escultor que asistía a las reuniones de los viernes de la entidad Lo Rat Penat, donde los valencianistas lamentaban cómo el catalanismo parecía apoderarse de la juventud valenciana. En una de estas reuniones Orellano manifestó a sus compañeros su deseo de pasar a la acción: «Venimos todos los viernes, hablamos mucho pero no hacemos nada». Visualizó entonces cómo llevarlo a cabo y así «mostrar que estamos vivos».
Días después consiguió reunir una veintena de coches repletos de familias valencianas que pusieron rumbo a Alcoy. El alcalde socialista, José Sanús Tormo, había retirado del balcón de su ayuntamiento la Senyera valenciana. A la improvisada comitiva encabezada por Orellano se le unió un grupo de alcoyanos espontáneamente y Sanús Tormo «acabó escondiéndose tras las ventanas del consistorio», tal y como relata Orellano. Había nacido el Grup d’Acció Valencianista (GAV), formado por miembros de Lo Rat Penat y ciudadanos sin afiliación política. El grupo pretendía funcionar autónomamente «sin comprometer a la entidad valenciana».

Por su fama y defensa apasionada del valencianismo Orellano recibió la invitación del grupo Unión de Centro Democrático (UCD) para entrar a formar parte de sus listas. Trabajar por Valencia le pareció «algo estupendo» por lo que no dudó en aceptar la invitación. Orellano pasó a ser concejal del UCD valenciano bajo la alcaldía del socialista Ricardo Pérez Casado. Desde Madrid el PSOE «apremiaba a seguir las líneas catalanistas, los catalanes con la ayuda de los socialistas querían romper España», afirma Orellano. El político y escultor consideró que «hacía falta entrar en política para salvar la propia identidad del pueblo valenciano, ya que desde el gobierno socialista querían hacernos creer que éramos nacidos de los catalanes».

Rafael tuvo la idea que finalmente eliminaría de la fachada del consistorio la bandera de cuatro bandas. Para ello creó el artefacto que prendería fuego a las banderas que ondeaban aquel 9 de octubre de 1979. Se ha especulado largo y tendido en estas tres décadas sobre la naturaleza del objeto que impactó en la cuatribarrada. Lo que se vino a llamar «bengala» o «bola de fuego» era en realidad una mecha gorda rellena de pólvora que tardaba dos minutos en prenderse. En uno de sus extremos colgaba un anzuelo que debía engancharse a la bandera. Para lanzarlo se utilizó un tirachinas de madera adaptado a las necesidades del invento. Jóvenes del GAV practicaron en casa del propio Orellano y en los primeros intentos emplearon sus cortinas a modo de improvisada bandera. Posteriormente los jóvenes aspirantes se desplazaron a las montañas de Torrente donde continuaron perfeccionando su puntería hasta el 9 de octubre. «Yo dí todos los medios pero no sabía a ciencia cierta si iba a llevarse finalmente a cabo el proyecto. Yo lo ideé pero lo dejé en manos del GAV», afirma Orellano.


Los restos de la mecha con anzuelo que prendió fuego a las enseñas en el balcón del Ayuntamiento. / Foto: VICENT BOSCH
 
Aun así advirtió al Capitán General Caruana de que algún incidente podría ocurrir durante la celebración. «La cuatribarrada desaparecerá. No se qué hará pero la juventud valenciana va a actuar», advirtió al Capitán General. Éste le contestó que daría las órdenes necesarias para que «no sucediese nada grave». Aquello suponía retirar las tropas y no enfrentarse a la multitud que se congregaría bajo el balcón del consistorio.

Orellano recuerda que tanto Caruana como el Gobernador Civil, José María Fernández, «también eran valencianistas y me apreciaban mucho por ello», con lo que justifica el respaldo recibido. Asimismo Orellano avisó al coronel de la Sección Especial de la Policía —conocida como La 26— de que podrían producirse altercados.

El acto cívico de 1979 congregó a las 11.30 de la mañana a varios miles de personas en la Plaza del País Valenciano. Algunos de los presentes agitaban Senyeras con franja azul y corona, mientras que otros grupos lo hacían con banderas de cuatro barras sin franja —enseña de la antigua corona de Aragón—. En el balcón del Ayuntamiento ondeaban tres banderas: en el medio la bandera española, flanqueando a su derecha la cuatribarrada catalana, objeto de la polémica, y a su izquierda la bandera de la ciudad del Turia, que representaba a los ciudadanos del Reino de Valencia.

El alcalde Pérez Casado «no se atrevía a bajar la Senyera, la gente que esperaba fuera no iba a permitir que la Senyera quedara por debajo de la bandera del Consell», en el tradicional descenso que se realiza desde 1947. El Coronel Caruana llamó al alcalde y le apremió: «¿Cómo es que no sale la Senyera?», a lo que Pérez Casado respondió que el Coronel no era consciente de «lo que hay aquí abajo». El edil mandó entonces a un concejal del PSOE para que hablase con Orellano e intentase solucionar la polémica porque en palabrasdel concejal «todos saben que eres el capitán del pueblo». Mientras ambos conversaban se oyó un gran aplauso general que provenía del exterior, el impacto del inventode Orellano se había producido.

Debido al viento el fuego se propagó al resto de banderas. Las autoridades militares presentes en el acto se retiraron de la Plaza del País Valenciano, como ya habían anticipado, y sólo quedó la Policía Municipal.

Rafael Orellano se asomó entonces al balcón del consistorio y mostró a los asistentes los restos de la franja azul que se había salvado del fuego entre los vítores de los allí congregados. Para Orellano «más que una bandera se quemó un trapo, para mí no era oficial ya que no estaba en el estatuto». Pérez Casado llamó a la Capitanía General y al Gobernador Civil para informar de que la Corporación no era responsable de los hechos acaecidos. El alcalde «respiró tranquilo en su despacho pues quemada la polémica bandera ya había terminado el problema», recuerda el escultor. La Senyera fue descendida desde el balcón mientras sonaba el himno regional, sin llegar a producirse finalmente la controversia de que ésta pasase por debajo de la márfega catalana.

La celebración continuó y la Senyera fue recogida por el teniente de alcalde comunista Pedro Zamora. Éste inició la comitiva en dirección al Parterre junto a diversos concejales que recibieron abucheos por parte de los sectores más valencianistas. Durante todo el trayecto «la gente se nos echaba encima, increpando al alcalde y lanzando huevos». El político, artista y cabecilla de los hechos ocurridos el 9 de octubre de 1979 sentencia que la quema de las banderas «supuso la paz en Valencia, fue una guerra de identidad ganada sin hacer daños físicos a nadie».

«La cuatribarrada desaparecerá»
Orellano advirtió al Capitán General Caruana de que podría suceder algún incidente durante la celebración del nueve de octubre.«La cuatribarrada desaparecerá. No sé qué hará pero la juventud valenciana va a actuar», le dijo. Caruana le contestó que daría las órdenes oportunas para que «nada grave» sucediese. Ello suponía retirar las tropas y no enfrentarse a la multitud que se congregaría bajo el balcón del Ayuntamiento de Valencia ese día.

1 comentario:

  1. Hi ha que ser molt ignorant per a dir que la cuadribarrada és catalana. Llegiu llibres, "balenzianistas" tardofranquistes!

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